Autor Tema: La Sierra de Atapuerca (Burgos)  (Leído 2588 veces)

0 Usuarios y 1 Visitante están viendo este tema.

Desconectado Cachoperro

  • Usuario Junior
  • **
  • Mensajes: 78
La Sierra de Atapuerca (Burgos)
« en: 01 de Octubre de 2012, 18:56:34 pm »


Distancia: 9 Km
Tiempo: 4h30
 

Los yacimientos de fósiles humanos "preneardentalenses" aparecidos en la sierra de Atapuerca se encuentran entre los cinco más importantes del mundo. Además, en esta sierra fuertemente karstificada se han inventariado treinta y siete cuevas y cavidades. En algunas de ellas -Cueva Mayor, Cueva del Silo y Galería del Sílex-, se han encontrado distintos yacimientos arqueológicos y tres santuarios de arte rupestre. En sus inmediaciones se localizan, ocultas entre las encinas, varias construcciones megalíticas, y aún son visibles los restos del antiguo Camino de Santiago.

Este paseo se inicia junto a la última casa del pueblo de Atapuerca, a la izquierda de la carretera que se dirige a Burgos. La pista por la que discurren nuestros pasos es el camino medieval más famoso de Europa: el Camino de Santiago. Los peregrinos jacobeos atravesaban presurosos la sierra de Atapuerca, deseando llegar al final de su etapa en la ciudad de Burgos.

Nosotros continuamos la ascensión sin desviarnos y siguiendo las flechas amarillas que marcan el camino francés. Tras atravesar una antigua cantera y al llegar a unos prados conocidos con el misterioso nombre de "Campo de las Brujas", hay que dejar el Camino de Santiago a la derecha y continuar la marcha por el sendero de la izquierda.

La sierra de Atapuerca -que es un pequeño anticlinal-, está formada principalmente por calizas del Cretácico. Su estructura, alargada y de suave elevación, destaca nítidamente del relieve que la circunda. Su cubierta vegetal está compuesta por tupidos bosquetes de carrascas (Quercus ilex). Este árbol o arbusto es también llamado encina, ya que es difícil de diferenciar de ésta. Es de copa muy ancha y redondeada, de follaje denso y verdegris oscuro. Crece muy despacio y puede vivir más de quinientos años. Su madera ha sido muy utilizada como combustible y sus bellotas son las más dulces y aprovechables de todas las especies de quercus.

Entre las carrascas se esconde algún quejigo y en los suelos pedregosos resultan característicos el romero, junto con espliego, tomillo, salvia y aulaga. En este espeso monte se refugian un gran número de pequeñas aves y mamíferos que son objeto de caza por águilas, ratoneros, gavilanes y halcones.

Después de andar unos 100 metros llegamos a una bifurcación en la que se debe tomar el sendero de la derecha. Hay que continuar la ascensión sin desviarse, hasta llegar a una pista de tierra que cogemos a la izquierda. Tras recorrer aproximadamente un kilómetro, dejando atrás una desviación a la derecha, y al llegar a un nuevo cruce de caminos, hay que tomar otra vez el de la derecha.

En los pastizales que se abren entre las carrascas, es frecuente observar el terreno totalmente removido. Estas excavaciones se deben al jabalí (Sus scrofa) que con su jeta hoza la tierra en busca de raíces y pequeños animales. Este pariente del cerdo doméstico ha sido y es muy abundante en la sierra de Atapuerca, que debe su nombre precisamente a la puerca o hembra del jabalí.

Seguimos la marcha por el camino que desciende la vertiente sur de la sierra y que se asoma al valle del Arlanzón. Como a unos 1.200 metros se localiza una nueva bifurcación, en la que se debe coger el camino de la izquierda, que en seguida, y tras dejar de nuevo a la izquierda una senda que lleva a una antigua cantera, nos conduce hasta la trinchera del ferrocarril minero.

Este desmantelado trayecto ferroviario fue construido a finales del siglo XIX por una compañía inglesa. Su recorrido llegaba desde Villafría hasta Monterrubio, en La Demanda, y su finalidad era la de transportar los minerales -cobre, hierro y carbón-, extraídos de la sierra burgalesa. Su rendimiento no fue el esperado y apenas funcionó unos años.

Para atravesar la sierra de Atapuerca, los ingenieros abrieron una profunda trinchera dejando al descubierto una importante serie de depósitos kársticos, que encierran una singular y diversa información sobre el relieve y la ocupación humana de esta zona, durante el Pleistoceno Medio. En la trinchera se pueden ver los restos de varios frentes de cantera y la entrada a diversas cuevas del complejo de Atapuerca.

Una vez atravesadas las dos trincheras del ferrocarril, continuamos nuestro camino por la desmantelada caja del tren. Al llegar al camino que comunicaba Ibeas de Juarros y Atapuerca, y que cruza por debajo la antigua vía, abandonamos ésta y nos dirigimos hacia la izquierda. A 200 metros hay que desviarse otra vez a la izquierda y tras una pronunciada subida es fácil localizar la entrada de Cueva Mayor. Un gran portalón - debidamente protegido con rejas y puertas-. da acceso a las cavidades de Cueva Mayor, Cueva del Silo y Galería del Sílex. Estas encierran dos yacimientos arqueológicos, tres santuarios de arte rupestre y un importantísimo depósito de fósiles humanos.

Son notables el santuario profundo de la Galería del Sílex con grabados antropomórficos y de animales, en relación con una serie de enterramientos y estructuras del bronce final, y la cabeza de un caballo u oso pintada en rojo con trazos paleolíticos. El yacimiento paleoantropológico de la Sima de los Huesos, descubierto en 1976, es uno de los más singulares del mundo. Desde la aparición de la primera mandíbula en un revoltijo de huesos de oso, hasta nuestros días, el número de fósiles de homínidos ha crecido espectacularmente.

Estos importantes hallazgos han permitido a los especialistas avanzar en el estudio de la evolución global de la humanidad. Los análisis de la fauna y flora, encontrados en los yacimientos, y la datación por radiometría de uranio y resonancia de electrones de los sedimentos, han permitido fechar estos fósiles de "sapiens a?taicos" en el Pleistoceno medio, hace aproximadamente 300.000 años.

Estos antepasados nuestros vivían en un ambiente estepario con existencia de algu?nas zonas boscosas y su principal fuente de alimentación eran las crías -más fáciles de capturar-, de caballos, ciervos y bisontes. Manejaban distintos utensilios tallados en sílex y cuarcita de los que se servían para cazar y defenderse de los depredadores que convivían con ellos: osos, leones, lobos, linces, hienas y zorros.

Volvemos de nuevo al camino, que tras cumbrear la sierra nos conduce en un suave descenso hasta el mismo pueblo de Atapuerca.

En las inmediaciones de esta localidad se localizan un dolmen y un menhir. Estas construcciones megalíticas poseen un fuerte simbolismo; mientras el dolmen se considera como una representación de la Gran Madre, el menhir es de evidente filiación masculina. Este último fue reutilizado en la Edad Media como hito conmemorativo de la famosa batalla de Atapuerca, que en el año 1054 enfrentó en estos campos a navarros y castellanos.