Autor Tema: La Yecla y Cervera (Burgos)  (Leído 4676 veces)

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La Yecla y Cervera (Burgos)
« en: 01 de Octubre de 2012, 18:58:25 pm »


Distancia: 13 Km
Tiempo: 4h
 

 Las peñas de Cervera forman parte del sistema de alineaciones periféricas de la sierra de La Demanda. Sus materiales principales pertenecen al Cretácico, fundamentalmente calizas masivas. Sobre estas rocas se ha modelado un tipo de relieve, bien dibujado, en el que destacan algunas crestas calizas. La mayor parte de los ríos y arroyos de la región han excavado profundos desfiladeros. Entre todos sobresale la famosa y espectacular garganta de La Yecla. En toda la zona son muy abundantes los restos arqueológicos.

El camino que nace a la izquierda del moderno puente sobre el río Mataviejas, es el punto de referencia para iniciar el recorrido. Pronto se llega a otro puente más antiguo, de fábrica romana, muy deteriorado y que sólo conserva el arranque del arco del vano. El resto de la estructura ha sido sustituida por varios troncos de sabina.

Tras cruzar el río nos encontramos al pie de la ermita de Santa Cecilia, uno de los pocos vestigios de la arquitectura mozárabe que se conservan en Burgos. En el siglo XII añadieron, a su primitiva fábrica, una pequeña galería porticada.

Justo enfrente de la ermita nace la pista asfaltada que conduce a Barriosuso. Después de atravesar un pequeño desfiladero, en donde brotan varias fuentes, alcanzamos un solitario pueblo ?en el que apenas quedan tres familias?, rodeado por un impresionante circo de crestas calizas entre las que destaca el pico Valdosa (1.412 m).

En la construcción de las casas del pueblo, se funden varios de los elementos característicos de la arquitectura popular de la comarca de Lerma y del modelo tradicional de la casa serrana burgalesa. Muchas de las casas constan de un entramado de madera y adobe, sustentado en un basamento de piedra. Como elemento serrano destacan las chimeneas de campana encestadas.

Hay que salir de Barriosuso por las antiguas eras. Pronto se distingue una senda que asciende paralela al lindero de un bosque de roble melojo (Quercus pyrenaica). En los alrededores destacan unas profundas hendiduras producidas por la erosión sobre los materiales albienses, más blandos, blancos y arenosos.

Tras una pequeña pero cansada ascensión, alcanzamos el borde de los altos que dominan Barriosuso. Desde aquí las perspectivas de la zona son inmejorables, al fondo divisamos la sierra de las Mamblas -con su característico relieve con forma de mama-, y la importante mesa de Carazo con sus cerca de 1.500 metros de altitud.

A la espalda, y al lado de una tenada en ruinas, se localiza el camino bien marcado, que bordeando la ladera conduce a la cueva de San García. A la izquierda del sendero perdura el testimonio de una nefasta política forestal: la repoblación con especies ajenas -en este caso pino silvestre-, de amplias zonas de nuestra geografía. El pino ha veni

do a sustituir artificialmente los bosques autóctonos de sabina albar, perfectamente adaptados a las condiciones climáticas y edafológicas de la zona.

Al llegar a la primera bifurcación, hay que tomar la senda de la izquierda. Como a cien metros y mirando con atención, se localiza a la derecha, y sobre un cortado del terreno, la entrada a una pequeña cueva. Esta cavidad de apenas unos centenares de metros guarda en su interior una serie de grabados, con representaciones esquemáticas: antropomórficas y de équidos. También y justo en la entrada se pueden observar varios grabados con espigas, retículas y bandas. Todas estas muestras de arte rupestre hay que englobarías en un periodo esquemático postpaleolítico. La cueva y sus grabados merecen un gran cuidado y respeto.

Volvemos sobre nuestros pasos, para continuar la marcha por el camino -sembrado con multitud de fósiles-, que bordea la inmensa masa caliza de las Lomas de Cervera.

Ahora los pillos de repoblación quedan a la derecha. En las zonas en las que todavía perdura el bosque autóctono, resaltan los ejemplares de sabina albar, acompañadas por algún enebro común y por una gran variedad de plantas arbustivas: romero, tomillo, espliego, aliaga y jara.

En las Peñas de Cervera -llamadas así por la abundancias de ciervos que vivieron aquí en otras épocas-, aún encuentran refugio algunos mamíferos como el jabalí, el zorro, la gineta y la liebre. Aunque el paisaje es impresionante, no hay que distraerse, ya que pronto se llega a la altura de Hinojar de Cervera. Por la derecha es fácil localizar una senda que desciende rápidamente hasta el pequeño pueblo.

Tras recorrer sus solitarias calles y justo donde comienza el ramal asfaltado de la carretera, se debe tomar el camino de la izquierda, que entre frondosos ejemplares de roble carrasqueño (Quercus faginea), nos acerca al desfiladero de La Yecla.

Este famoso paraje es una profunda y estrecha garganta formada por el arroyo del Cauce -afluente del Mataviejas-, que durante millones de años ha erosionado un espeso banco de calizas. En 1934 se construyeron una serie de puentes y pasarelas, que permiten recorrer el desfiladero en un paseo inolvidable.

En lo alto de La Yecla ha aparecido un castro, que estuvo habitado desde la primera Edad del Hierro hasta la época tardorromana y visigoda.

Las aves son las protagonistas de la fauna del estrecho cañón; varias decenas de parejas de buitres leonados, junto con halcones, cernícalos, chovas y aviones roqueros, constituyen uno de los atractivos de la zona.

Una vez superada La Yecla, se toma una carretera que después de atravesar varios túneles se encamina hacia Santo Domingo de Silos. Antes de llegar al primer puente sobre el Mataviejas, deberemos coger el camino que paralelo al río se dirige al punto de partida.