En el 98% de mis salidas al monte voy solo. Por necesidad (obligaciones familiares, laborales o práctica de otros deportes de mis amigos) y por gusto (marco mi ritmo, estoy pendiente del paisaje y los bichos). Eso siempre acaba llevando a la frase que te suelta todo el mundo (normalmente gente que no va al monte) "al monte nunca hay que ir solo". Francamente estoy más de acuerdo con John Muir: ve a la naturaleza en silencio y soledad, no te sobrevendrá mal alguno.
Al menos, no te sobrevendrá si mantienes una serie de precauciones. Siempre se habla de que hay que ir acompañado, que te pueden ayudar, avisar si te pasa algo, que en compañía se hace todo mejor... Lo mismo sí o lo mismo no. En ciertos casos la persona que nos acompañe no tendrá formación para ayudarnos, estaremos en zona sin cobertura y sin salida rápida, o como pasa a veces, la compañía generará una falsa sensación de seguridad, o en el peor de los casos, un espíritu de reto (joder, dale, no hay huevos a subir, no me pienso dar la vuelta), que provocará en vez de evitar el accidente.
¿Qué hacer cuando se sale solo? Lo primero, decir donde se va, con un mapa o track que indique cual es itinerario previsto y variantes posibles si se encuentran dificultades. Lo segundo, dar un toque en ciertos momentos de la ruta, cuando se tenga disponibilidad de cobertura, y explicar dónde se está, qué progresión llevamos y qué intenciones y sensaciones tenemos. Si encontramos a otros senderistas o paisanos de la zona, "pegar la hebra": preguntadles adonde van, cómo está el camino, indicad adonde váis. Con todo esto se conseguirá, dado un imprevisto, acotar la zona donde buscarnos.
Sobre todo, hay que informarse de la ruta que se va a hacer. Igual todo dios dice que no hay problema y resulta que tiene un paso que es complicado, y no merece la pena el mal rato o el accidente, por lo que vamos a disfrutar (aún recuerdo pensar "de dónde sale ese ruido" y era mi corazón después de una trepada supuestamente sencilla, con mochila cargada, en el final de una canal que se planteaba como caída segura si la tenía que bajar, y empañó muchísimo el resto de la ruta). Por último, algo que debería ser de cajón, y no suele serlo: hay que saber darse la vuelta. Algo que te dicen otros senderistas en solitarios, y el arquetipo de montañero en soledad, el pastor de montaña. Si no ves manera de dar la vuelta, no subas. Si no ves clara la seguridad de continuar, gira y vuelve por donde has venido, aunque parezca "cobarde", más largo, o algo en tu cabeza o más abajo diga "joder, ahora no, está ya ahí, un poco más" (otro recuerdo clarísimo es una pequeña ladera, sin problema y recorrida docenas de veces, que con nieve a cierta hora del día se convertía en el perfecto tobogán hacia una caída, donde se veían huellas de animales que habían muerto abajo ¿si se muere un corzo como no me voy a matar yo, que soy mucho más tonto?...y hubo que dar la vuelta, calado, de mal humor, y comerse unas cuantas horas para lo que hubiera sido un rato y al coche).
Toda esta reflexión viene tras recordar la página Montaña Segura (
www.montanasegura.com ), donde se comenta lo siguiente:
Planifica la actividad que vas a realizar en solitario
♦ Escoge una actividad un poco menos compleja que el máximo que suelas afrontar con soltura. Intenta asegurarte que la actividad NO va a ser el problema, bájate un peldaño y vuelve a los recorridos algo más sencillos sin pasos claves expuestos.
♦ Calcula horarios, distancias y desniveles. Piensa en un plan alternativo, menos complejo o más corto, para que la cabezonería no te fuerce a llevar a cabo el primero.
♦ Consulta la previsión meteorológica y no salgas o cambia de planes si es mala.
♦ Deja dicho adónde vas con todo el detalle que te sea posible y el horario en el que tienes previsto regresar a una persona que esté pendiente de ti. En este enlace te ofrecemos una ficha tipo que puedes utilizar.
La ficha es interesante, pero puede suplirse de otras maneras, como mandar el track a la persona de contacto.
Un saludo!