Autor Tema: El Desfiladero del Oca (Burgos)  (Leído 3143 veces)

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Desconectado Cachoperro

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El Desfiladero del Oca (Burgos)
« en: 30 de Septiembre de 2012, 17:52:22 pm »


Distancia: 7 Km
Tiempo: 3h
 

La zona del Alto Oca es una de las mejor conservadas, desde el punto de vista medio ambiental de la provincia de Burgos. Su difícil acceso y su privilegiada situación geográfica han preservado en estas escarpadas estribaciones de la sierra de La Demanda unos espectaculares y relictos bosques caducifolios. Además entre las hayas, los tejos, los robles y los arces se refugian un buen número de mamíferos y aves. En las inmediaciones de este desfiladero se encontraba la mítica ciudad autrigona de Auca, que después de la dominación romana, y ya en tiempos visigodos, se convirtió en una importante sede episcopal cristiana.

A la altura de la Ermita de Oca hay que tomar el antiguo camino del Alba -pequeño pueblo abandonado-, por el que vamos a remontar el río Oca, afluente del Ebro, que nace en los montes que llevan su nombre y que son la divisoria natural entre las cuencas hidrográficas del Duero y el Ebro. Muy pronto el camino desaparece y se convierte en una senda tallada en la roca, que se introduce por un estrecho desfiladero abierto por el río en la compacta masa de calizas.

Hay que continuar la marcha por el impresionante, aunque seguro, sendero que se aferra a las escarpadas paredes de la garganta. Estremece el ánimo pensar que éste era el único camino que tenían los habitantes de Alba para llegar hasta su pueblo.

Enseguida se alcanza un puente de cemento por el que cruzamos el río. En este punto se localiza un magnífico conjunto de formaciones geológicas. Los montes de Oca pertenecen al complejo mesozoico que rodea la sierra de la Demanda; sobre estas estructuras calizas se ha modelado un relieve de formas caprichosas y retorcidas, en las que el río se ha entallado en difíciles angosturas.

También en esta zona, el Oca se precipita en varias cascadas, que durante las crecidas de la primavera llegan a ser espectaculares. En las escarpadas y rocosas laderas apenas crecen unos cuantos ejemplares de enebro común, acompañados por algunos arbustos aromáticos: romero, tomillo y espliego que en la época de floración inundan el ambiente de variados y penetrantes aromas. La presencia animal se reduce en esta zona a las aves, sobre todo rapaces y córvidos, que anidan en los inaccesibles farallones del desfiladero. Tras cruzar un nuevo puente, esta vez construido con troncos, hay que dejar a la derecha el camino que conduce a Alba y seguir la senda que continua paralela a la orilla del río.

Después de atravesar unos pastizales y de vadear el Oca saltando de piedra en piedra, el sendero se introduce en un espeso sotobosque. No hay que abandonar en ningún momento el curso del río, ya que es la mejor guía para no despistarse.

Para continuar hay que abrirse paso entre una densa vegetación, compuesta de sauces, arces, fresnos, alisos, zarzas y majuelos. En los árboles y arbustos viven una gran variedad de pájaros cantores e insectívoros: escribanos, mirlos, zorzales, pardillos, carboneros y pinzones.

Al ganar altitud. el bosque se va aclarando, y comienzan a aparecer las especies típicas de montaña. Destacan las manchas de hayas en las zonas más húmedas y u?mbrías y los robles y los arces en las laderas soleadas. Aquí se encuentran algunas de las hayas (Fagus sylvática), de más altura y porte de todo Burgos. Varios árboles superan los 50 metros de altura y los dos de diámetro, su edad sobrepasa con creces los trescientos años.

De pronto, una alta pared de roca impide el paso al sendero; sólo el río, tras millones de años, ha logrado abrir una estrecha garganta para atravesar la gran mole caliza. Al cruzar este profundo barranco, el Oca se remansa formando un pequeño lago, donde todavía cazan varias parejas de nutria.

Seguimos el camino, tomando a la izquierda una senda que asciende paralela al arroyo del Arroz Quemado y que tras cruzar una alambrada para el ganado, nos deja en la cima del impresionante cañón.

Una espectacular panorámica compensa el esfuerzo de la subida. Dominándolo todo, las altas cumbres de La Demanda, por debajo y en un profundo cortado, discurre el Oca. Si el día está claro, se divisan al fondo los montes Obarenes.

Para regresar, hay que tomar alguna de las sendas que partiendo hacia la izquierda atraviesan un tupido bosque de roble marojo (Quercus pyrenaica) en el que abundan los zorros, corzos y jabalíes. Pronto se alcanza el camino que viene desde Villamudria. y que siempre hacia la izquierda y descendiendo, nos va a acercar a la fuente de San Indalecio, de nuevo en las proximidades de la Ermita de Oca, donde concluye el recorrido.