Autor Tema: El Valle de Valdivielso (Burgos)  (Leído 2173 veces)

0 Usuarios y 1 Visitante están viendo este tema.

Desconectado Cachoperro

  • Usuario Junior
  • **
  • Mensajes: 78
El Valle de Valdivielso (Burgos)
« en: 30 de Septiembre de 2012, 17:47:38 pm »


Distancia: 10 Km
Tiempo: 3h30
 

El valle de Valdivielso es uno de los más bellos e interesantes paisajes geológicos de la Península. Limitado al norte por el anticlinal de La Tesla, este valle es una depresión sinclinal modélica, por cuyo fondo discurre el río Ebro. Cuando en el siglo IX los musulmanes llamaban a esta región "Alava y al-Kile", es decir Álava y los castillos, estos montes que dominan el Ebro, ya estaban erizados de torres y fortalezas, que como el castillo de Toba servían para defender esta primera frontera del baluarte cristiano.

Valdivielso es una de las zonas con más recursos paisajísticos del norte de Castilla. Su geología, la importancia de su patrimonio histórico-artístico y la riqueza de sus recursos biológicos y botánicos convierten este pequeño espacio en uno de los más interesantes de la Península. De las muchas rutas y recorridos que se pueden llevar a cabo por su geografía, vamos a realizar el que comienza en la ermita de Santa Isabel, también llamada de la Virgen de la Hoz.

A unos 200 metros de la citada ermita, en dirección a la carretera de Villarcayo, se encuentra una curiosa fuente subterránea que posiblemente es de origen romano. Hay que rodear el edificio de la ermita y dirigirse hacia un vallejo que desciende hacia Valdivielso. Enseguida encontramos una calzada empedrada en muy buen estado de conservación. Antigua vía romana, durante la Edad Media este camino fue conocido como el "del pescado", ya que a través de él se transportaba el pescado fresco del Cantábrico -en mulas cargadas de serones con hielo y nieve-, hacia Burgos y Madrid. Con impresionantes contrafuertes y buscando siempre la línea recta, más segura para los viajeros, salva los 400 metros de desnivel que separan el flanco septentrional de las parameras de La Lora y el fondo de la depresión de Valdivielso.

El primer pueblo que aparece en el camino es El Almiñé, que además de su nombre árabe conserva un importante patrimonio. Destaca la iglesia de Santa Lucía, con su torre románica. No hay que dejar de visitar la taberna del pueblo, curioso edificio adosado a la iglesia y desde cuyo interior se puede contemplar una interesante ventana del siglo XII.

El valle de Valdivielso es la zona de la provincia de Burgos en donde la presencia de la casona señorial es más numerosa y significativa. En El Almiñé hay varias de estas edificaciones, que responden al tipo común de casona norteña: edificio aislado, de planta rectangular con cubierta a cuatro aguas y construida con sillares. La mayoría están adornadas con escudos nobiliarios y recercas y molduras en puertas y ventanas. En algunas de estas casas todavía viven los descendientes de los nobles que las levantaron en los siglos XVI, XVII y XVIII.

Hay que salir de este pueblo por el camino que parte al lado de la entrada principal de su iglesia parroquial. Sin desviarnos en ningún momento, continuamos la marcha hacia la cercana aldea de Santa Olalla. El camino discurre flanqueado de quejigos al borde de extensas plantaciones de cerezos y manzanos. A la derecha tenemos la empinada ladera del Miravacas, cubierta por un espeso monte de encina.

En la comarca de Las Merindades, se entrecruzan y a veces se solapan, las dos áreas bioclimáticas que dominan la península Ibérica: la atlántica y la mediterránea. En estas escarpadas montañas. que cierran el valle de Valdivielso por el sur se desarrolla una interesante comunidad botánica, mezcla de bosque y matorral, que se conoce con el nombre de "maquia". Este matorral denso, con arbustos que no crecen más de dos o tres metros, puede llegar a ser un ecosistema casi estable, si tiene una explotación antropica -pastoreo, talas e incendios-, que le impida evolucionar hacia un tipo de formación boscosa. Forman la maquia, pequeños arbustos de encina, abundante coscoja. lentisco. labiérnago, sabina negra, durillo, enebro y boj como influencia de la vegetación atlántica.

En esta espesura se refugian jabalíes. zorros, tejones, liebres y conejos. También tienen aquí sus cazaderos azores, ratoneros y águila culebrera. Cuando vuela esta rapaz diurna parece blanca y posee alas anchas y cola medianamente larga. Se alimenta de culebras, víboras y lagartos. Migratoria, llega a Burgos a mediados de marzo, para volver a África al terminar el verano.

Hay que dejar a la izquierda el camino que baja hasta Santa Olalla. En el barrio alto de este pueblo y nada más pasar su iglesia, se debe tomar un sendero que nace a mano derecha. A partir de este punto hay que ascender el monte, en dirección al castillo de Toba. Aunque la pendiente en algunos lugares llega a ser fuerte, el maravilloso paisaje compensa de cualquier esfuerzo. Al fondo tenemos la sierra de La Tesla y la garganta de Hocinos, impresionante cluse por donde se introduce el Ebro en el valle de Valdivielso. Casi a nuestra altura y sobre una elevada e inaccesible cresta rocosa, contemplamos el castillo de Toba.

Esta fortaleza también llamada de Malvecino, perteneció a los Manrique y a los Suárez de Figueroa, dos nobles familias del valle. Por estar asentado sobre la roca viva y circundado por un impresionante precipicio, su plano resulta sinuoso, alargado y estrecho.

Continuamos ascendiendo hasta la ermita de San Jorge, hoy en ruinas. En lo alto del monte encontramos el Puerto Frío, lugar en el que se hacen sentir los gélidos aires del páramo. Muy pronto y a la derecha vemos un camino que bordeando unos sembrados conduce de nuevo hasta la ermita de Santa Isabel.