Distancia: 19,47 km
Desnivel máximo: 705 m
Ascenso acumulado: 935 m
Descenso acumulado: 936 m
Tiempo: 6h30
El Rocigalgo no sólo es el pico más alto de Toledo, sino que también es el techo del Parque de Cabañeros, estando ya en su límite. Para poder subir sin problemas conviene pedir permiso en el ayuntamiento de Los Navalucillos. El permiso lo dan para visitar la "Chorrera del Chorro" aunque sirve para continuar hasta el Rocigalgo, y en él consta el día y el nº de personas (máximo 15). Otras cuestiones a tener en cuenta son que no puede salirse del camino de la Chorreras, no se puede empezar antes de las 9 am y debe terminarse antes de oscurecer, y por supuesto está prohibido acampar, hacer fuego y bañarse. El permiso debe estar firmado por la alcaldesa, por tanto mejor asegurarse de que vaya a estar antes de ir o pedirlo con antelación.
La primera parte de esta ruta coincide con la ruta del Chorro, por lo tanto partiremos desde la cadena y llegaremos hasta la bifurcación de la Chorrera, tomando la senda izquierda avanzamos notablemente hasta coronar esta pequeña ascensión. Desde aquí, si nos acercamos al arroyo, observaremos las enormes pozas de agua y el comienzo de la cascada.
Buscaremos la continuidad de la senda, de características similares a la que hemos dejado, y continuaremos por esta orilla del arroyo. Existe un tramo rocoso donde tendremos que extremar precauciones por la dificultad que tiene, sobre todo, si está mojado.
A lo largo del recorrido, de gran belleza, observaremos la ladera Este de la Sierra de la Toledana con extensas manchas de rebollo, siempre en marcado contraste con las enormes pedrizas. La senda, que discurre próxima al arroyo, nos permite poder disfrutar del sonido del agua, de su transparencia, y de conjuntos arbóreos de verdes intensos formados por tejos, acebos, arraclanes y uno de los árboles más bellos y delicados que aquí se encuentran: el abedul, auténtica joya botánica de este recorrido.
Al lado izquierdo encontraremos un conjunto rocoso de singular belleza que en otro tiempo sirvió de refugio para el ganado que aquí pastaba, y actualmente lo es de cabras montesas y de buitres.
Avanzando en nuestro recorrido, vamos tomando altura y observamos como un monte bajo de brezos junto con los robles y encinas forman este bello paraje.
Descendemos ya más próximos al arroyo hasta cruzarlo para llegar a una pequeña fuente llamada La Hontanilla encontrando también unas pequeñas construcciones de piedra (apriscos) que utilizaban los cabreros para recoger el ganado y protegerlo de los lobos. Llegados aquí la senda se pierde, teniendo frente a nosotros el lugar denominado Collado del Chorro, un gran robledal que cruzaremos hasta llegar al límite (vallado), y continuaremos por el camino de la izquierda que nos llevará hasta El Rocigalgo (1448 m.). Desde este punto disfrutaremos de una amplia panorámica de llanuras y sierras a la vez, si es que el tiempo lo permite.
Llama la atención, y merece la pena contemplar, los bellos y caprichosos troncos de robles y encinas, repletos de musgos y líquenes.
Es recomendable hacer el camino de vuelta tomando la pista forestal, dejando El Rocigalgo a la derecha llegaremos hasta una pequeña explanada desde donde existe una senda con tramos que se pierden y difícil de seguir. Es aconsejable la pista forestal que tenemos de frente y tomar siempre la izquierda.
Llegando a la altura de unos farallones rocosos (Risco del Rayo), podremos detenernos y llegar hasta ellos. Tendremos ante nosotros un paisaje al que no nos cansaremos de admirar. Desde aquí es fácil de observar el vuelo de los buitres por debajo de nosotros, dado que en estos riscos existen buitreras. Regresamos al camino, vamos descendiendo y a través de un espeso bosque de encinas y robles llegamos a la zona conocida como La Calanchera, donde encontramos unas casas de labranza en ruinas, cruzaremos el arroyo de El Chorro y llegamos así al punto de partida.
