El itinerario propuesto, que puede ser realizado en uno u otro sentido, sigue el trazado del viejo camino que unía localidades de Celada Marlantes y Retortillo con anterioridad a la fijación de la actual red de carreteras. Se trata de uno de los caminos más antiguos de Cantabria, que tiene su origen en la calzada romana que daba acceso a la ciudad de Julióbriga desde la vertiente sur de la Cordillera Cantábrica. Los restos de esta vía son aún visibles en el collado de Peña Cutral, uno de los puntos por los que discurre el sendero señalizado. Para su información, el visitante cuenta con varios paneles explicativos dispuestos a lo largo de la ruta.
Desde el sur, la senda parte de la Casa del Pastor, en Celada Marlantes, que sirve de centro de acogida. A partir de aquí, se sigue el denominado Camino de la Rueda, hasta alcanzar el vado del río Marlantes y llegar a las inmediaciones del castro cántabro de Las Rabas.
El recinto fortificado de Las Rabas, declarado bien de interés cultural, se encuentra situado en una pequeña elevación de 990 m de altitud, en el margen oeste del sendero. El castro es, sin duda, uno de los más señeros en el panorama arqueológico de la Cantabria prerromana. Ha proporcionado los hallazgos muebles de la Edad del Hierro más importantes dentro de la Comunidad Autónoma de Cantabria, que se adscriben a una fase avanzada de la facies cultural Miraveche-Monte Bernorio.
El recinto ocupa aproximadamente seis hectáreas y conserva restos correspondientes a las murallas defensivas, fechadas en los siglos II - I a.C. Los restos arqueológicos se localizan en la vertiente sur —área amurallada en la zona de acceso al recinto— y en la cima del altozano. En el extremo norte, en su lado más vulnerable, el castro cuenta con dos fosos excavados en la roca.
Desde la base del cerro de Las rabas, el sendero prolonga su recorrido en ligero ascenso por los terrenos de erial y monte bajo pertenecientes a la Junta Vecinal de Celada marlantes. Al llegar al punto señalado con la mesa de interpretación de Las Rabas, es posible seguir el ascenso hacia Peña Cutral, si bien el recorrido propuesto nos conduce al alto de Cotío y Retortillo.
El senderista puede disfrutar de unas excelentes vistas sobre las masas de bosque de robles, hayas y quejigos autóctonos del Monte de la matía. Una vez en la cima, a 1.163 m de altitud, se obtienen unas espectaculares vistas del embalse del Ebro y su entorno, al norte, y del monte Matanzas y el puerto de Pozazal al sur.
Muy cerca del cortafuegos que separa actualmente los terrenos de la Junta Vecinal de Retortillo, a 250 m del margen izquierdo de la calzada romana, se encuentra el alto de la Poza. En su cima, se han identificado dos grandes campamentos rectangulares superpuestos, con esquinas redondeadas, delimitados por terraplenes y, puntualmente, por fosos de poca profundidad. Las puertas de acceso son del tipo conocido como clavícula interna, característico de este tipo de estructuras.
Los campamentos fueron ocupados en diferentes ocasiones por el ejército romano, en el período que va de las Guerras Cántabras (26-19 a.C.) al reinado del emperador Tiberio (14-37 d.C.). Entre los cometidos de las tropas aquí acampadas debió de estar la toma del castro de Las Rabas y el control de las comunicaciones con el norte de Cantabria.
Desde Cotío, el senderista regresa de nuevo por terrenos de la Junta Vecinal de Retortillo, en ligero descenso hacia el collado de Peña Cutral. A ambas vertientes del collado, se perciben restos de la antigua vía romana.
La plataforma de la calzada romana, de unos seis metros de ancho, puede reconocerse a lo largo de 600 m, a una y otra vertiente del collado. Está nivelada sobre un terraplén (agger) y su firme consiste en varias capas de zahorra y piedra contenidas dentro de una caja de mampuestos de arenisca y gruesos cantos rodados (margines). La piedras alineadas que dan forma a los margines se conservan en distintos puntos del trayecto y el senderista lo puede apreciar en el interior del pinar en dirección hacia Julióbriga.
Una vez superada la cima de Peña Cutral, la vía romana abandona el paisaje de erial de montaña para adentrarse en un viejo bosque de repoblación de pino albar salpicado de sotobosque y pequeños prados. El tramo que se inicia entonces es muy cómodo para el paseante, ya que el camino desciende suavemente por la ladera norte hasta alcanzar los amplios campos que se extienden por los alrededores de la localidad de Retortillo. Pasando el pinar, el tramo final de la ruta se realiza sobre la pista moderna que conduce a esta localidad, cuyo trazado se solapa parcialmente al del antiguo vial.
Ya dentro del caserío actual, se debe seguir la carretera de Retortillo para llegar a la zona en la que se encuentran las ruinas de la ciudad romana de Julióbriga, en las enmediaciones de la iglesia de Santa María. La ciudad, fundada poco después de las Guerras Cántabras, se encuentra oculta en parte bajo las edificaciones modernas. Debió de ocupar la casi totalidad del cerro de Retortillo, de 920 m de altitud, sobre una superficie aproximada de 20 hectáreas. El yacimiento dista tan sólo 3 km de Reinosa y se sitúa en el lado meridional de la cola del pantano del Ebro, otro de los lugares emblemáticos de la comarca de Campoo.
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