Tienes razón, hay de todo, pero yo a los montañeros que conozco si algo les caracteriza es la humildad. Mi experiencia personal va en la misma línea, cuanto más voy superando mis límites más conciencia tomo de mi insignificancia al lado de la montaña a la que subo, si llego arriba es porque ella me deja, aunque en realidad se la repanfinfla si subo o me mato en el intento, ella va a seguir ahí después que yo, que mis hijos y que mis nietos.
En cuanto al Eiger, según tengo entendido los primeros que consiguieron coronarlo necesitaron, aparte de unas condiciones físicas y mentales extraordinarias, mucha suerte para que el tiempo aguantara y no se les llevara una avalancha por delante. No creo que tuvieran mucho que ver con los deportistas de ahora.