Parece golosa la zona, pero en serio, es traicionera y tiene mucho peligro. El caso es que hace 20 o 25 años tenía un sendero bien limpio que bajaba zigzagueando hasta el mar. Todo este tiempo sin usarse, las piedras que caen, el viento, la lluvia y sobre todo las cabras...han conseguido que se convierta en un bonito tobogán, un rodadero donde resbalas y te pegas La ostia, con L mayúscula.