Autor Tema: Un ejercicio para mejorar las habilidades naturales de orientación y navegación  (Leído 5973 veces)

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Desconectado Tuto

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Este es un ejercicio muy simple que se puede hacer todos los días y sin ningún costo para ejercitar el propio cuerpo y la mente para orientarse mejor utilizando puntos de referencia.


Una pregunta que nosotros siempre hacemos a nuestros aprendices como parte de nuestros cursos de supervivencia es ‘¿Dónde está el norte?’ y como nos agrada tanto esta pregunta se las hacemos de forma reiterada, en el contexto de las más variadas situaciones: mientras marchamos por un sendero, cada hora les repetimos lo mismo, y mientras les hacemos buscar comida, mientras buscan piedras para hacer herramientas primitivas, o lo que sea.

También hacemos la misma pregunta cuando viajamos en todo tipo de vehículos: embarcaciones, aeronaves, vehículos todo terreno o 4x4, autos y hasta cuando paseamos en bicicleta. Ni siquiera cuando estamos en una ciudad o centro urbanizado, en una estación del subte o metro, en un ascensor o centro comercial los aprendices se salvan de preguntas como ‘¿Y ahora, para dónde queda el norte?’

Hacemos esto para que ejerciten su propio sentido de la orientación y mantengan referencias de puntos importantes pese al movimiento constante y cambios en el paisaje. Esto es lo mismo que se logra con un sistema de navegación inercial, lo único que estas muy costosas máquinas emplean, en vez de un cuerpo biológico como nosotros, una serie de acelerómetros alineados sobre tres ejes: longitudinal, lateral y vertical, correspondientes al vehículo en el cual los sistemas inerciales de navegación o INS van montados.

Un acelerómetro es, en su forma más simple, un tubo dentro del cual se coloca una pequeña masa deslizante unida a un resorte muy sensible. Al moverse el acelerómetro en su dirección de alineación, o mejor dicho, al salir de su estado de reposo de acuerdo a las leyes de Newton, la masa tiende a desplazarse ligeramente hacia adelante o hacia atrás, pues tiende a conservar su momento de inercia. La contracción del resorte es detectada y esos datos pasan a una computadora u ordenador que efectúa una serie de cálculos a partir de los cuales se construye una trayectoria o derrota respecto del inicio del movimiento.

Los INS son sistemas que resultan similares a un GPS en apariencia, aunque funcionan de forma distinta y requieren de conocimientos y habilidad mucho mayores que para emplear el sistema de posicionamiento global. Un equipo inercial muy común que se emplea en la aviación comercial, como el Delco Caroussel, requiere de un proceso de calibración que dura más de media hora, cada vez que se lo enciende.

Pero los sistemas INS no son obsoletos ni mucho menos pues tienen una ventaja esencial sobre todos los demás, y es que son completamente autónomos. Un equipo GPS, Loran, VOR, etc. requieren de una fuente emisora de datos cuya señal es captada por el receptor del usuario e interpretada. Un sistema inercial de navegación no requiere nada de eso y no se lo puede interferir de ninguna forma hasta el momento.

Los seres humanos tenemos muchas habilidades, y una que algunas personas logran desarrollar es la de su ‘reloj interno’: todos conocemos a alguien que es capaz de levantarse de la cama a la hora justa sin un despertador, o que sabe la hora bastante aproximada sin ver un reloj. Eso pasa porque esa gente tiene un cierto dominio sobre su propio ‘reloj interno’ y su cerebro puede guardar referencias más o menos correctas respecto del tiempo que pasa, aún sin que se den cuenta de forma racional o consciente de ello.

Pues bien, lo mismo puede lograrse respecto de la capacidad de orientarse utilizando referencias de movimiento, como un INS, y de otras cosas como la posición del sol, los astros y la luna – aunque hay que tener en cuenta el movimiento de la Tierra, claro -, el viento, las olas del mar, etc. e incluso es posible, con un poco de habilidad, conservar esas referencias aún cuando no se las pueda ver directamente: por ejemplo, un ojo entrenado puede conocer la posición del sol en un día nublado, en el medio de un bosque denso o en una ciudad simplemente con observar la proyección de las sombras.

Ejercitando constantemente la habilidad de conservar un punto de referencia inicial, poco a poco cualquier persona puede desarrollar la capacidad de orientarse sin brújula o compás, o cualquier otro sistema sofisticado. Uno se convierte en su propio sistema de navegación, completamente autónomo.