Casi todos salimos al monte con uno ó dos bastones de montaña. Sobra hablar de sus ventajas: aportan estabilidad, descargan las rodillas, ayudan a “apartar” las ramas que están a la altura de nuestra cara, etc., etc.
Pero también tienen inconvenientes y uno de ellos es de lo que trataré hoy.
Normalmente van sujetos en el exterior de la mochila mediante un lazo cerrado de tela en la parte inferior y en la superior con un lazo abierto (que cerramos con “tanka” ó similar).
Esto los hace inaccesibles sin quitarnos la mochila cuando los necesitamos ó bien los convierte en un estorbo cuando no los necesitamos ya que tenemos que rehacer la operación anterior para guardarlos.
En terrenos muy irregulares muchas veces los llevamos en la mano durante tramos “sencillos” para volverlos a usar cuando el terreno se complica, por no quitarnos la mochila.
He aquí un bricolaje para evitar el engorro de quitar y poner la mochila.
MATERIAL NECESARIO:
2 piezas de goma redonda resistente (mercería).
1 cierre tanka.
1 trozo de macarrón cuyo diámetro interior sea mayor que el diámetro de la goma.
PROCESO:
1º- Se trata de acoplar una lazo de goma, que sea posible ajustar con el cierre tanka en el arnés de nuestra mochila. Antes habremos introducido el trozo de macarrón por la goma. Este nos servirá para protegerla del roce de los palos.
2º- En el bolsillo exterior de maya de la mochila (donde normalmente llevamos la botella de agua) pasaremos otro tozo de goma, anudado en sus dos extremos. Este paso se puede hacer en este bolsillo o en cualquier otro lugar de la mochila que cada uno crea conveniente y práctico, procurando no perforarla en lugares críticos de mucha tensión del tejido.
Detalle del arnés.
Goma en el bolsillo.
Bastones "ajustados" a nuestras gomas.
¿Es comodo ó no?
Y ahora la version "casera"