Autor Tema: El Valle de Mena (Burgos)  (Leído 2883 veces)

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El Valle de Mena (Burgos)
« en: 30 de Septiembre de 2012, 17:39:13 pm »


Recorrido: 16 Km
Tiempo: 6 h
 

Aislada del resto de la provincia, por los escarpados montes de La Peña, la profunda depresión que conforma el valle de Mena es la comarca de Castilla y León que con más claridad participa de las influencias climáticas y de la vegetación de la España húmeda o Atlántica. A pesar de estos condicionamientos geográficos que la alejan del árido y tópico paisaje castellano, en este verde valle norteño se desarrolló una parte muy importante de la historia de los orígenes de Castilla.

El paseo se inicia en el pueblo semiabandonado de Relloso. En este aislado lugar sólo quedan algunas personas que se dedican a la ganadería. En sus montes se encuentran los últimos sementales de la raza autóctona de caballo losino.

En la calle principal de Relloso, y a la altura de la fuente pública, hay que tomar la pista ?sus primeros 1.500 metros están asfaltados- que conduce hasta la cima de los cercanos montes de La Peña. El llamado talud de La Peña es una espectacular corrida de calizas que destaca en el paisaje, dando lugar a un "cejo" o cornisa que alcanza alturas de 1.200 metros, con desniveles de hasta 700 metros con respecto al fondo del valle de Mena.

El camino asciende lentamente hacia la Peña de La Complacera, uno de los sectores en los que se dividen estos montes. Hay que atravesar un bosque de pino albar en el que abundan las ardillas (Sciurus vulgaris). Este roedor popularizado por cuentos y dibujos, es de color rojizo y tiene el vientre blanco. Consume semillas, bayas, frutos y no desdeña algunos invertebrados. De costumbres diurnas, es posible verle si se camina despacio y en silencio, correteando por las ramas de los pinos en busca de su alimento.

De pronto, a la izquierda del camino, surge la boca de un pequeño túnel, que se abre en la alta pared rocosa. Esta curiosa obra de ingeniería, que sólo permite el paso de una caballería con su carga, servia para comunicar entre silos valles de Losa y Mena. Tras recorrer los escasos 100 metros de desarrollo que tiene el Túnel de la Complacera, el caminante quedará absorto ante el panorama que descubren sus ojos.

A sus pies, y con 700 metros de desnivel, aparece la impresionante depresión del valle de Mena. Geológicamente, este valle está ocupado por un extenso diapiro circular. El diapiro menés es una intrusión de materiales salinos antiguos, que a modo de chimenea han perforado las rocas calizas más modernas, extendiéndose por encima de ellas. La estructura diapírica del valle de Mena ha sido investigada en busca de hidrocarburos.

Para descender hay que seguir una pequeña senda tallada en el borde del precipicio. Según bajamos se va apreciando con más exactitud el carácter ecológico de este territorio septentrional, que dentro de la región bien merece el calificativo de "país del prado". También se percibe ahora, en toda su magnitud, el escarpado relieve de cresterías calizas que configuran los montes de la Peña, que cierran y aíslan totalmente el valle de Mena por el Sur.

La senda se introduce, por un bosque de roble y quejigo, salpicado por algunas manchas de boj y acebo, en donde corretean jabalíes, zorros, corzos, martas y gatos monteses.

Tras dejar atrás una bifurcación a la derecha y después de atravesar unos prados, el camino llega a Cilieza, pequeño lugar con cuatro casas. Las construcciones del valle de Mena están influenciadas por la arquitectura popular del País Vasco. La casa típica menesa es el caserío: edificación aislada, de un cierto volumen, en la que se integran la mayoría de las estancias y dependencias auxiliares de la vivienda.

Seguimos el recorrido, dejando a la izquierda la pista que lleva a Ovilla y tomando la carretera que conduce a Cóvides. Sin entrar en este pueblo, hay que desviarse a la izquierda por la pista de tierra que nos acerca a San Esteban y a Santa Maria Egipciaca, dos pequeñas agrupaciones de caseríos.

Casi todo el fondo de la depresión de Mena está cubierto por prados. Los más de 1.500 litros por metro cuadrado de precipitación anual permiten el desarrollo de frescos y verdes pastizales, compuestos de ray-grass, fleo, dactilo y tréboles, en donde pasta una abundante cabaña vacuna.

Se sale de Santa Maria por el camino de la derecha, que comienza el ascenso al impresionante cortado de La Peña. Muy pronto llegamos a un bosque de pino insigne (Pinus radiata). Este árbol de repoblación es nativo de la bahía de Monterrey, en el sur de California. Sus acículas son delgadas y de color verde brillante, y crecen en tríos de 10 a 15 centímetros de longitud.

Continuamos nuestra ruta subiendo por el cortafuegos que divide en dos el pinar. Al final de éste, hay que coger la senda de montaña que zigzagueando por la ladera nos eleva hasta los altos cantiles rocosos que dominan el valle. El camino no tiene pérdida, ya que, incluso, se pueden seguir las marcas de orientación pintadas por los montañeros en las rocas. Tras cumbrear por el portillo del Polvero, se debe comenzar el descenso por el camino que parte hacia la derecha y que serpentea por un hermoso bosque de hayas centenarias, frecuentado por los abundantes y míticos lobos. En pocos minutos alcanzamos de nuevo Relloso.