Autor Tema: Barbadillo de Herreros a las tenadas de Casa de la Sierra y al Torruco Zarzabala  (Leído 1612 veces)

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Desconectado Cachoperro

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Duración: 6h 30 min.
Distancia: 15.5 km.
Desnivel: 800 m
 

Barbadillo de Herreros y sus alrededores aún conservan la señas de identidad que definen y diferencian a la sierra de la Demanda. Así sus espectaculares paisajes, su arquitectura popular, su historia y la forma de vida de sus gentes, la describirán como en ninguna parte.

 Durante la ascensión al alto del Torruco Zarzabala, una de las cumbres de la Reserva Regional de Caza de la Demanda, disfrutaremos de los frondosos y aislados barrancos que caen hacia el valle del Pedroso y, ya en su cima, de una inmejorable vista de los alrededores.

 Sin abandonar nuestros vehículos nos dirigimos hacia las tenadas de Casa de la Sierra, remontando el río Pedroso por una cómoda pista forestal que discurre por su orilla izquierda mirando aguas arriba. En su inicio pasaremos junto a las ruinas de la ferrería de "arriba", atravesando a su altura el trazado del ferrocarril minero.

 Durante el recorrido de algo más de 4 km. podremos identificar entre la exuberante vegetación de sus orillas especies como el álamo blanco, el avellano, el serbal blanco, el serbal de cazadores, el sauce y según avanzamos comienzan a aparecer las primeras hayas.

 Finalmente, al abrirse el valle en una zona de prados, estacionaremos los vehículos a la altura del refugio de cazadores situado a la izquierda, antes de las tenadas de Casa de la Sierra.

 Tomamos el camino que surge a la izquierda de la tenadas. A pocos metros encontraremos un primer desvío a la izquierda por el que pasamos de largo, ya que se dirige a un refugio de cazadores.

 A unos 650 metros del desvío anterior llegamos a otro donde tomaremos el camino de la derecha. Este irá ascendiendo de forma sinuosa hasta un cortafuegos.

 Para llegar al Torruco, dispondremos de dos opciones. En la primera, de los dos caminos que nacen a los pies del cortafuegos y que se dirigen hacia la derecha, tomaremos el segundo situado unos metros más arriba. Este nos permitirá empalmar con otro que llega hasta la misma base del Torruco.

 La segunda opción consistirá en ascender por el propio cortafuegos hasta el collado que separa la Cabeza de Piñuela de la Loma de Rehoyo, para desde allí continuar ya en la vertiente norte por un camino forestal hasta la senda que asciende al Torruco.

 Una vez que hayamos coronado el alto del Torruco y si el tiempo no lo impide nos tomaremos un merecido descanso recreándonos con inmejorables vistas que abarcan en días claros hasta las cumbres de la cordillera Cantábrica y del sistema Central.

 El descenso lo haremos por el cortafuegos que parte hacia el sur desde la base de la cumbre, para después de 1,5 km. aproximadamente cuando este empieza a estrecharse cerca de unos peñascos, salirnos por un camino hacia la derecha que nos conducirá sin problema hasta el valle del río de la Secada.
 Ya en el valle caminamos río abajo junto a magníficos hayedos acompañados por el rumor del arroyo donde con un poco de suerte podremos sorprender al mirlo acuático, al sapo escondiéndose entre las rocas o las hojas secas, a la culebra de agua y como no a las truchas que llegan hasta aquí remontando el Pedroso. Después de 3,5 km. llegaremos de nuevo a las Tenadas de Casa de la Sierra.

 En Barbadillo de los Herreros existieron dos Ferrererías, "la de abajo" y "la de arriba". De esta última aún quedan restos de sus edificios principales situados a orillas del Pedroso. En la margen izquierda se encontraba el horno donde se fundía el mineral, las carboneras para alimentarlo y las viviendas de los operarios, mientras que en la orilla opuesta, junto con las herrerías en las que existieron dos ruedas hidráulicas y dos martinetes, existían hornos más pequeños para obtener acero.

El horno principal se llenaba por la parte superior con carbón vegetal y con el mineral, bien machacado, en capas alternativas. Luego bajo la atenta mirada de la chiquillería del pueblo se llevaba a cabo el proceso de sangrado, saliendo primero la escoria y luego el hierro líquido que se vertía sobre moldes de arena para formar lingotes. De allí pasaban al otro lado del río donde en otros hornos más pequeños, al calor del carbón de brezo, se formaba el acero. Mientras en la herrería se elaboraban los más diversos utensilios.