Autor Tema: El Canal de Castilla (Burgos)  (Leído 1805 veces)

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El Canal de Castilla (Burgos)
« en: 01 de Octubre de 2012, 18:59:25 pm »


Distancia: 9 Km
Tiempo: 2h30
 

El Canal de Castilla es un fiel testigo de los intentos de la Ilustración Española, llevados a cabo durante el siglo XVIII, para sacar a la nación de su decadencia. Aunque el tramo burgalés de esta singular construcción ingenieril tiene apenas diez kilómetros, en su recorrido se encuentran todos los elementos que caracterizan esta obra. Esclusas, puentes, fábricas y sobre todo un acueducto: el de Abánades, sobre el río Valdavia, que es la más importante obra de ingeniería de todo el canal. Además, la espesa vegetación que aísla grandes tramos de su trazado de las influencias externas, ha hecho que en sus aguas y riberas vivan y aniden un gran número de aves acuáticas.

Recorrido

Cruzando el pequeño Canal del Pisuerga, hay que situarse justo enfrente de las importantes construcciones, en las que vamos a comenzar este recorrido a pie.

El Canal de Castilla, atraviesa en su tramo burgalés, "la campiña" de Melgar, que es una continuación de la gran llanura cerealista de "Tierra de Campos". Los materiales de esta zona pertenecen al relleno terciario de la Depresión del Duero. Las blandas arcillas arenosas del Mioceno han sido desmanteladas por la fuerte erosión producida por la importante red fluvial -ríos Pisuerga y Valdivia-, dando lugar a extensas áreas, más o menos llanas, y formando una sucesión de alomadas colinas, llamadas por los geógrafos: "campiñas".

Lo primero que llama la atención, al acercarse al canal, es la magnífica esclusa que tenemos delante. Estos curiosos ingenios hidráulicos, de forma ovalada, construidos con sillares de piedra caliza, servían para facilitar la navegación y salvar el desnivel existente en el trazado del canal. El ramal del norte, al que pertenece este tramo que vamos a recorrer, posee 24 esclusas como ésta, todas ellas realizadas en el siglo XVIII.

Tras el cierre del canal a la navegación, el año 1955, se desmantelan todas las compuertas y se sustituyen por pequeñas presas de retención, cambiando totalmente la fisonomía de tan singulares construcciones.

Dejamos atrás una antigua fábrica o batán que empleaba como energía la fuerza motriz de los saltos de agua y continuamos la marcha por la orilla izquierda del canal. Para ello es preciso utilizar los "caminos de sirga", por los que circulaban los mulos que arrastraban las barcazas.

Bordeando estos caminos crecen chopos, álamos, alisos, fresnos, sauces, espinos y zarzas; esta espesa vegetación aísla grandes tramos del canal de las influencias externas. Este relativo aislamiento ha permitido que en sus aguas y orillas se desarrollase una importante comunidad ornitológica. En otoño e invierno se concentran, a veces en cantidades importantes, ánades reales o patos azulones, cucharas, cercetas, porrón común, porrón moñudo y garzas reales. En primavera y verano, animan las aguas, fochas, pollas de agua y somormujos que anidan en los carrizos de las orillas. Golondrinas y aviones sobrevuelan el canal, mientras que en la vegetación circundante pueden verse y escucharse: abubillas, ruiseñor bastardo, cancero tordal, zarcero común, ruiseñor, curruca capirotada, buitrón, verderón, cardelina y verdecillo. De todas estas aves las más características y llamativas son los patos azulones, las pollas, las fochas y sobre todo las elegantes garzas reales que es posible sorprender, pescando en el agua, o sobrevolando con su característica silueta los alrededores.

Hay que seguir el camino, cruzando por debajo de un elegante puente con arco de medio punto, levantado en el más puro estilo clásico. En esta zona se han localizado los restos de una de las vías de comunicación más importantes de la Hispania romana.

La historia del Canal de Castilla, comienza a mediados del siglo XVIII; en aquella época y por iniciativa del Marqués de la Ensenada, se retomó la idea de dotar a Castilla, de una red de canales navegables. La construcción de este canal, que duró casi un siglo -tuvo muchos problemas, esencialmente económicos-, fue llevada a buen término por el impulso de algunos insignes ilustrados y sobre todo por el apoyo de un rey singular: Carlos III.

El canal, de 207 kilómetros, toma el agua de los ríos Carrión y Pisuerga, y comunica Alar del Rey con Medina de Rioseco y Valladolid. El canal del norte, ramal al que pertenece el sector que estamos recorriendo, fue diseñado y construido por Fernando de Ulloa entre 1759 y 1792.

Pronto llegamos a una de las obras de más envergadura de lodo el canal, el acueducto de Abánades. Este puente-acueducto, que salva el curso del caudaloso río Valdavia, soporta sobre sus cinco arcos el paso del canal con sus correspondientes "caminos de sirga". Junto a este acueducto se estableció la nueva población. hoy abandonada, de San Carlos el Real de Abánades.

En este punto es necesario volver hasta el puente por el que atraviesa el canal la carretera de León. Cruzamos éste y regresamos caminando por la otra orilla.

El canal cumplió la función, para la que fue diseñado -transportes de harinas, trigos y carbón-, hasta que a mediados del siglo pasado, la fuerte competencia del ferrocarril le hizo caer en una decadencia de la que nunca se recuperó.