Autor Tema: Castril Negro  (Leído 3156 veces)

0 Usuarios y 1 Visitante están viendo este tema.

Desconectado Webmaster

  • Administrador
  • Usuario H
  • *****
  • Mensajes: 3989
  • Sexo: Masculino
Castril Negro
« en: 19 de Noviembre de 2011, 11:00:46 am »
Distancia: 7.8 Km
Desnivel máximo: 300 m
Ascenso acumulado: 345 m
Descenso acumulado: 340 m
Duración: 2h30
Fecha track: 14-12-2007
Nota: Sendero no homologado como PR.

Desconectado Webmaster

  • Administrador
  • Usuario H
  • *****
  • Mensajes: 3989
  • Sexo: Masculino
Re:Castril Negro
« Respuesta #1 en: 28 de Agosto de 2012, 14:06:51 pm »


La montaña de Cabarga fue apreciada desde la antigüedad por su abundante contenido en hierro. El mineral no se encontraba formando vetas, sino en nódulos de óxido mezclados con la arcilla que rellenaba grietas y huecos en esta montaña caliza. La extracción del mineral se hacía a cielo abierto. Se sacaba la arcilla y luego se lavaba para separarla del mineral.

 El transporte hasta el lavadero y luego hacia los puntos de embarque en la ría de Solía, se hacía en vagonetas por tierra sobre raíles o por el aire suspendidas de cables transportadores. Ambos sistemas recorrían profusamente las laderas de la sierra y hoy podemos ver su huella.

Desde el cierre de las explotaciones la recuperación activa del entorno natural en unos casos, y la colonización y extensión espontánea de la vegetación en otros, ofrecen ahora un conjunto de ambientes y paisajes poco frecuentes y de innegable interés.

 La ruta parte de Cabárceno. Detrás de su iglesia está el Lago del Acebo, un apacible estanque rodeado de varios tipos de sauces, donde se puede practicar la pesca.

 En origen era un depósito de agua para el lavado del mineral, y actualmente ha sido recuperado como un pequeño lago. Cuando funcionaba la mina, el lavado de las arcillas exig’a disponer de agua abundante, que se almacenaba en zonas bajas del terreno o en los hoyos que generaba la propia actividad extractiva, convenientemente acondicionados.

 Rodeamos el lago, dejándolo a nuestra derecha, por la pista que sale del aparcamiento, y nos dirigimos hacia el conjunto de casas que vemos en un alto en dirección Este. La agrupación más cercana al monte forma el barrio de La Mazuga. Llegamos hasta él y lo sobrepasamos siguiendo la antigua carretera que asciende entre una espesa vegetación de robles y laureles.

 En estas zonas bajas de la sierra, de suelo profundo y arcilloso, podemos encontrar robles, fresnos, castaños, nogales y frutales, que desaparecen ladera arriba, dando paso a encinas y madroños, mejor adaptados al suelo calcáreo y a las grietas del terreno.

 Ascendemos quince minutos y pasamos una casa aislada en un montículo. La carretera da un rodeo para sortear una profunda grieta poblada de vegetación. Sobrepasada, tomamos cualquiera de las sendas de ganado que ascienden hacia el Oeste, a la izquierda en el sentido de la marcha, por el dorso de la ladera.

 Conforme ganamos altura, vemos la extensión de lo que habíamos llamado grieta y que es en realidad una antigua explotación minera.Se aprecia el reducido tamaño y la considerable profundidad de los hoyos que generaban estas explotaciones mineras. Ahora, la imagen que presentan se parece más a un laberinto de agujas calizas, con los pasadizos cegados por arbustos y árboles que han sabido aprovechar el frescor húmedo de las grietas. Hiedras, madreselvas, zarzas, lianas, junto a chopos, sauces, acacias, robles y espinos tapizan los huecos.

 La formación de los pinículos, o agujas de lapiaz, resulta de la evolución natural de la roca caliza bajo un clima cálido y húmedo, con abundante vegetación. El agua de lluvia disuelve el carbonato cálcico de la roca, abriendo grietas y separando las agujas unas de otras. Esas grietas se rellenaron con arcilla y con los otros componentes de la roca que no pueden ser disueltos. Al ser extraídos después por la actividad minera, han dejado al descubierto el actual paisaje de agujas calizas.

 Vamos subiendo suavemente y encontramos pinos y eucaliptos. Si en el eucaliptal perdemos la senda entre la maleza, debemos salir siempre hacia arriba, en busca de otra más transitable. En pocos minutos encontramos un bosquete de acacias (Robinia pseudoacacia) que ocupa una suave vaguada en el centro de la ladera. Este árbol, introducido en Europa desde los EE.UU. a mediados del s.XVII, se ha extendido y naturalizado con facilidad en la región. Rodeamos el acacial, y nos dirigimos hacia un grueso muro de mampostería que vemos más arriba. Es una plataforma de raíles, para el ferrocarril de vagonetas que cargaría el mineral de la mina que hay a sus pies.

 Desde aquí subimos al alto de Castril Negro por el camino más corto. Dessde arriba se domina la bahía de Santander y el valle de Penagos completamente, además de una buena parte del Parque de la Naturaleza de Cabárceno.

 Continuamos ahora por la cresta hacia el Oeste, hasta alcanzar el siguiente collado, donde encontraremos el tercero de los emplazamientos mineros. Se conservan restos de construcciones, como apoyos de piedra, puentes y restos de una estación de carga de vagonetas, entre otros.

 Desde el collado iniciamos el regreso. El camino más cómodo consiste en retroceder hasta el grueso muro de piedra y rodear el Castril Negro por la ladera Sur.

 Otra posibilidad es descender por el plano inclinado que baja desde el collado. Se identifica claramente, como un camino empedrado, recto, con fuerte pendiente que desciende oblicuamente la ladera. Un plano inclinado es en origen, un tramo de ferrocarril de vagonetas de gran pendiente. Para regular la velocidad de descenso, se recurría a un gran tambor situado en la parte alta, donde iba arrollado el cable de tracción y donde actuaba el freno. Este plano tiene unos 300 metros de longitud, y aunque en algunos tramos la vegetación dificulta el tránsito, se puede progresar usando los pasos del ganado. El plano termina en un prado donde se ven las ruinas de la estación inferior. Cerca de unas encinas centenarias, podemos tomar una senda de ganado hacia la izquierda que nos llevará unos metros por debajo del muro de piedra, hasta el borde del acacial.

 Desde aquí o desde el muro, bajamos por la senda que discurre en el límite entre el bosquete de acacias y la mina. Pronto alcanzamos los prados en la base de la sierra e inmediatamente, la pista que nos conducirá hasta el Lago del Acebo.

 

NOTA: Sendero sin señalización.
« Última modificación: 20 de Septiembre de 2019, 10:21:08 am por Webmaster »

Desconectado farodelcaballo

  • Usuario H
  • *****
  • Mensajes: 2198
Re:Castril Negro
« Respuesta #2 en: 08 de Febrero de 2017, 18:12:16 pm »
Mil gracias!!!