Una breve reseña de la ruta del sábado que transcurrió por las inmediaciones de la estación de Montablíz, el collado Pagüenzo, para coronar en Obios y volver al lugar de partida.
Amaneció un día esplendido, frio por la mañana y despejado casi toda la jornada, permitiéndonos apreciar todo el paisaje que la altura por donde transcurre la ruta nos ofrece.

Salida

Camino al Collado Pagüenzo

Pagüenzo
Castro Valnera, Porracolina, Picón del Fraile, pantano del Ebro, la Concilla, Peña Sagra, Picos, etc. Aparecían nevados y brillaban en el horizonte con una luz especial. Más cercano, la zona de la Reserva del Saja y el valle del Besaya con el espectacular viaducto de la Autovía de la Meseta a su paso por encima de la estación de Montablíz. Es aquí donde se aprecia verdaderamente la magnitud de esta estructura, pues cuando lo cruzamos en nuestro coche, no tenemos referencias de la altura sobre la que se eleva y las dimensiones de las columnas que lo soportan.

Un merecido homenaje a la ingenieria
Variamos un poco la ruta previamente marcada y comenzamos en un lugar distinto al señalado, con esto añadimos unos kilómetros que en el tramo final se hacían notar en nuestras piernas.
La nieve nos acompaño durante casi todo el camino, en cuanto alcanzamos una altura hizo presencia y no nos abandono hasta casi el final. Este fenómeno meteorológico que nos proporciono una belleza como valor añadido, nos hizo sufrir en la misma proporción, pues se encontraba blanda y nos impedía avanzar con facilidad, muchas veces, con mucha dificultad pues nos hundíamos hasta la cintura y el esfuerzo se multiplica en estos casos.
Contamos con la presencia de nuestro compañero de ruta “JM”, que voluntaria y calladamente, fue abriendo huella durante toda la ruta, algo que en la misma proporción que a él le suponía esfuerzo, a los que íbamos detrás, nos lo restaba, pues “pisábamos sobre pisado”.


Estas dos fotos anteriores, hablan por si solas de la dificultad del terrreno.
Algunos tramos de la ruta que transcurren por el cordal que divide la zona de Saja con el valle del Besaya, resultaron realmente agotadores por lo agreste del terreno y la nieve mencionada.

Cordal divisor entre La zona de Saja y Besaya

Vistas hacia Saja

Vistas hacia el Valle del Besaya
Otro aspecto muy importante a la hora de aliviar la exigencia de la ruta fue la compañía de dos “chavalas” (ya es hora…………) que además de proporcionar un complemento psicológico muy agradable, resultaron ser “gente muy andadora” y para los que vamos por detrás, llevar por delante unos todo terreno como estos, nos imprime el punto de fuerza que nos faltaba.
Muy bonito el acceso al collado Pagüenzo y las vistas desde aquí. Un gran bosque de hayas nos acompaña todo el camino salpicado algunas veces con acebos y alguna mancha de pinar.

Aunque no he hestado en Siberia, creo que es parecido.

Cumbre en Obios
Espectacular el cordal hasta Obios y un paisaje típico ganadero con brañas, fincas y ganado en el descenso de vuelta.
Ha sido de esas rutas, que te ofrecen mucho más de lo que esperabas de ellas y que seguro que repetiremos en temporada estival, para apreciar un nuevo paisaje con otros tonos, seguro que tan atractivos como los de hoy.