
La excursión comienza a las afueras de Ruente -no dejar de visitar la Fuentona-. Saliendo ya del pueblo en dirección a Cabuérniga, debemos coger a la derecha una pista que cruza sobre el río Saja, atraviesa la mies e inicia un suave ascenso en el que atraviesa varias veces el arroyo de Monte Aá, lo que permite disfrutar de diversos tramos de vegetación de ribera constituida principalmente por alisos y sauces, avellanos, fresnos, chopos y majuelas.
Una vez sobrepasada la casa del Toro Roza , nos internamos en el 'cajigal'; constituido por cajigas y hayas. De ambas especies quedan algunos ejemplares añejos y corpulentos compañeros de aquel añorado Cajigo Cubilón. En una amplia curva se encuentra el cartel que nos avisa de la cercanía de los Árboles Singulares. De vuelta a la pista, continuamos la cómoda ascensión hasta el collado de Monte Aá, cuyos praderíos de altura acogen algunos invernales.
Un cartel indica la ruta hacia las alturas de la sierra (derecha). El camino dibuja un par de amplias revueltas antes de comenzar a llanear bajo el cordal. Enseguida encontramos un desvío a la izquierda que, ya por terreno despejado, remonta en diagonal la ladera hasta el collado de La Alisa. El Cueto de Herranz García es el promontorio de la izquierda, señalado con un pequeño cartel de madera. De vuelta al collado, podemos continuar por el cordal hasta una gran cruz que hemos adivinado en la subida y a la que se sube en romería cada agosto desde San Vicente del Monte. Las vistas desde cualquier punto del cordal son excelentes y abarcan, con tiempo despejado, desde la Cordillera Cantábrica y Picos de Europa hasta la costa y con San Vicente del Monte a nuestros pies, en la vertiente norte.